Qué de la ilusión




QUÉ de la ilusión
si todo fuera realidad total
aquí
y ahora
siempre
verdad inquebrantable.

Dolería más hondo
asumir que es así,
así
lo que tuvo que ser,
así
lo que tenga que ser y así lo que no
es ni pasa.

A qué millas de mí
naufragaría yo mismo.

Rebuscaríamos ficción en los escombros.
Suplicaríamos engaños y calumnias.

Hibernaríamos como un reptil
(humano).

Llorarían los lápices,

el trapo
de los números,
las pecas
del cariño,
las tren-

zas
de las letras,
los colores
del loro,
las preguntas
solteras

la mañana en que Gloria
quiso quedar dormida.

Frotaría mis deseos
y prendería
tu forma.

Caerían las estrellas
fugaces
tan decididamente.

Esperaríamos algo,

un abrazo,
una fecha de fuego,
una ventana viva,
una casa con alma,
un nombre con imanes,
una vez en el cielo,
un dibujo de niño,
una fruta de nieve,
una mirada grande,
un tú mío, un yo tuyo.

Hubiera escrito Ángel
entonces era otoño en primavera,
o tal vez al revés;
era una primavera...

Adónde irían las naves sin ilusión
de rumbo. A qué distancia huir
sin ilusión de olvido.

A qué recuerdo entrar sin ilusión
de luz.

A qué madre no amar con ilusión eterna.

Hubieran descubierto los fuertes
argonautas
el vellocino de oro.
El unicornio azul bajaría
de las lomas.

Sería igual un destino que una
desconfianza.

Sería lo mismo un paso
que un arrepentimiento.

Se tocarían los jóvenes
ocultos

en los parques.