Ordenar estos datos es tal vez poesía.
P. G.
Sólo tengo una cosa que decir, una sola;
nunca volveré a decírsela a nadie, y te
pido que la recuerdes: en un universo de
ambigüedades, esta certeza viene sólo
una vez, y nunca más, no importa cuántas
vidas le toque vivir a uno.
R. J. W.
Y agradece a la vida esos errores.
F. B.
(ES MI PALABRA)
Juro que no he perdido
la esperanza.
Todo es posible
hoy
desde mis ojos.
Todo lo que no encuentro,
todo lo que no alcanzo,
hoy,
-lo juro, sí-
será palabra. Palabra que yo diga
o me dijeron. Los músicos de Brema,
el exilio de Ovidio, las costas
de Steryópulos. John Perse y sus fantasmas,
los príncipes no azules, Arquíloco,
Joan Baez y su voz de bandera
y nordeste batiendo,
(y etcétera...)
Sí, así se llama: palabra. Y escribiré
hasta el final
de los raíles del tiempo. Palabras
red
para atrapar la muerte. Palabras
hilo
de
fe
para seguir llevándome.
Palabra sin ganancia equivalente al beso.
Palabras
cuyo verso, si lo atacan,
se yergue
y se inflama
cual
cobra
neotérica. Palabras
-lo prometo-
donde el dolor
no volverá a posarse
como un cuervo.
Palabras acentuadas con el cristal más fino
para brindar por nuestros privilegios.
Hasta palabras
Rosalía
de donde salta un ángel.
Palabra sí,
que es tanto como ahora.
Palabra ahora,
que es cuanto como el humo.
Palabra ahora
como el amor y un siempre
una vez sola.
Palabra dicha,
que es menos que un instante,
palabra instante donde cabe
la vida.
Palabras dios
sobre todas las cosas
para los que son fieles
por encima de todo;
para los que surcaron mi niñez
con carabelas demócratas y aviones de cuartilla;
para los que, en la noche,
nos riegan las callejas sombrías
de la memoria;
para los que sonríen
e iluminan un trecho
como si se encendiera en tu interior un fósforo;
para los que promulgan diluvios
y se mojan.
Los que son tan hermosos, tan nuestros
como los años que no vuelven;
los que plantan cipreses en los huesos de Roma,
los que impulsan trirremes en las charcas
del sábado,
los que sueltan medusas en los mitos del Tíber;
los que nos pintan puentes naïf y carruajes vistosos
en el inevitable sufrimiento;
para los que han lanzado
desde el alto sentido -Federico y Octavio,
Biedma, Orozco, Celaya...-cañonazos y bombas
de humana poesía; (porque benditas sean
las horas, benditos los momentos,
Pepe Hierro,
en que te leí y sentí cómo mi piel
escapaba hacia tu idioma
y se me enamoraba).
Para los que amparan catástrofes y eclipses
como a una tribu más ya de su raza.
Los que valoran que un pétalo
es tan imprescindible como una concordancia.
Palabra eternidad con buitres
en
la
altura.
Hasta palabras Alejandra
en que una flor Pizarnik se abre
al viento.
Hasta
palabras más ocultas
que Pompeya. Hasta palabras
más Penélope
que solas.
Hasta palabras nORIa
donde giran los asnos
y fluye el río.
Palabras nerviosísimas de hipérbaton
y hormigas. Palabras
ilegales
que llegan a mis
acantilados.
Palabra
te respiro
te bebo
te seduzco
te amo
te penetro
te traiciono
y regreso
y tú me esperas
me acuestas en tu pecho
de epopeya
y me hablas :